Impacto Social: Invirtiendo en un Mundo Mejor

Impacto Social: Invirtiendo en un Mundo Mejor

En un mundo que enfrenta desafíos crecientes, la inversión de impacto surge como una vía para generar un impacto social o ambiental positivo mientras se obtiene una rentabilidad financiera. Este enfoque combina propósito y beneficio económico, alineándose con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y movilizando capital hacia un futuro más justo y sostenible.

Conceptos clave y marco general

La inversión de impacto se define como aquellas operaciones realizadas con la intención específica de efectos positivos demostrables y medibles, además de un retorno financiero. A diferencia de la filantropía, que no busca beneficios económicos, o de la inversión ética/ESG, que se centra en evitar daños, la inversión de impacto tiene como objetivo crear impacto positivo de forma proactiva.

Los ámbitos de intervención abarcan la lucha contra la pobreza, la reducción de desigualdades, la mitigación del cambio climático, el acceso a vivienda digna, la salud, la educación y la inclusión laboral.

Asimismo, la economía de impacto se presenta como piedra angular para conseguir los ODS, ya que canaliza recursos privados hacia retos globales como la pobreza, el hambre y la cohesión social. Expertos coinciden en que sin una participación activa del sector privado, muchos objetivos permanecerán fuera de alcance.

Magnitudes y cifras clave

El crecimiento de la inversión de impacto refleja la creciente demanda de proyectos con doble rendimiento: social y económico. A continuación, se exponen las cifras más relevantes a nivel global y en España.

Dimensión global

El sector ya supera los 1,1 billones de dólares en activos bajo gestión, con estimaciones que alcanzan los 1,5 billones según el GIIN. Los bonos verdes y sostenibles emitieron 1,2 billones en 2023, y se prevé que superen 1,5 billones en 2025.

Según el Informe de Evolución de Sectores 2024 de EY:

  • Tecnología climática: +25%
  • Energías renovables: +20%
  • Agricultura regenerativa: +15%
  • Energía tradicional: -10%
  • Retail no sostenible: -15%

España: datos de mercado y políticas públicas

El mercado español de inversión de impacto alcanzó 1.517 millones de euros en 2023, un 26% más que en 2022. Se proyecta que esta tendencia continúe al alza gracias a la mayor concienciación social y al desarrollo de vehículos especializados.

  • Fondo de Impacto Social (FIS): 400 millones de euros de financiación pública.
  • 13 operaciones cerradas en el primer año, el 40% del fondo.
  • Proyección de 255 millones de euros invertidos al cierre de año.
  • 40 millones destinados a proyectos de vivienda social.

El FIS, liderado por el Ministerio de Inclusión y gestionado por COFIDES, posiciona a España como cuarta a nivel mundial y segunda en la UE en colaboración público-privada para el impacto social.

Un ejemplo concreto es tuTECHÔ, entidad que adquiere viviendas para que ONG las alquilen a personas sin hogar a precios inferiores al mercado, beneficiando a más de 2.000 personas y reforzando la capacidad operativa de la organización.

En el primer semestre de 2025, España sumó 2.210 millones de euros en inversión tecnológica y de impacto en 166 operaciones, un incremento del 77% respecto a 2024 y del 122% frente a 2023.

Sectores y casos concretos

Los ámbitos de mayor crecimiento y relevancia incluyen:

  • Cambio climático y transición energética.
  • Movilidad sostenible e infraestructura verde.
  • Salud digital y biotecnología social.
  • Educación inclusiva y formación para el empleo.

En España, destacan proyectos de movilidad sostenible que integran vehículos eléctricos en zonas rurales y plataformas de telemedicina que acercan servicios sanitarios a áreas desatendidas.

Retos y futuro

Aunque la inversión de impacto avanza a buen ritmo, persisten desafíos críticos. La medición y comparabilidad de resultados requiere estándares claros y herramientas digitales que permitan evaluar profunda colaboración público-privada para escalar proyectos de manera eficiente.

Es fundamental fomentar la transparencia en la rendición de cuentas y el seguimiento de indicadores sociales y ambientales. Instituciones internacionales y organismos reguladores trabajan en marcos de reporting unificado que faciliten la toma de decisiones y la evaluación del retorno social.

Para los inversores, se abren oportunidades en sectores emergentes, como la tecnología climática, la bioeconomía y la economía circular. La innovación financiera, mediante bonos de impacto y vehículos mixtos, puede atraer nuevos actores y diversificar las fuentes de capital.

La clave para el futuro radica en la colaboración entre gobiernos, empresas, inversores y sociedad civil. Solo un enfoque conjunto permitirá movilizar los recursos necesarios para alcanzar los ODS y construir una economía más inclusiva.

En definitiva, la inversión de impacto no es una moda pasajera, sino un motor de cambio que demuestra que la rentabilidad y el bien común pueden ir de la mano. Cada euro invertido con propósito es un paso hacia un mundo más justo, sostenible y lleno de oportunidades para todos.

Por Robert Ruan

Robert Ruan